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La kefia y la camiseta del Che

Vi con mis propios ojos cómo hará un año a un chaval se le rompía el corazón al ver un pañuelo palestino en el escaparate de Zara. Se quedó pasmado delante del cristal y, arrodillándose, levantó sus manos agarrotadas y gritó desgarradamente “¡noooooooooo! ¡¿porquéeeeeeee?!”.

Vale, vale, lo confieso, no lo vi: es una imagen alegórica.

Para desazón de muchos estetas antisistema, la moda hegemónica ha hecho suyas muchas de las prendas y los símbolos de esas personas. Antes que con el perfil del Che o con la kefia, sucedió con las crestas, con los vaqueros rotos y con un montón de cosas que por mi edad no recuerdo (mis recuerdos sobre moda se remontan como máximo a las hombreras). Y previsiblemente seguirá sucediendo en el futuro.

Siendo esa la realidad y siendo difícilmente enmendable, el quid estaría en cómo usar a nuestro favor el haber introducido esos símbolos dentro de la cultura hegemónica y usarlos como banderín de enganche.

Ante la camiseta del Che en el Pull & Bear se pueden tomar tres opciones:

1- La actitud de "ya me buscaré otra estética que me diferencie como un antisistema”.
2- La de "me la suda que me imiten porque a esta prenda llegué yo prime y sé lo que significa, así que paso y les escupo: ¡puagh!".
2- La de “hey, guapa la camiseta, ¿también eres comunista?”.

La primera opción ("ya me buscaré otra cosa") y la segunda ("me la suda") son en cierto modo formas de tolerar que el discurso dominante se apropie de los símbolos contestatarios. En cambio la tercera (intentar crear cierta conciencia a través de esa excusa) parece un poco más práctica. A parte de indignarnos por lo realmente existente, tenemos que buscar permanentemente medios que nos permitan llegar a más y más peña...y ante ese objetivo cualquier kefia es buena, ¿no crees?