El pasado que vuelve

Mi teléfono móvil sufre de ataques tipo poltergeist y, de vez en cuando, me envía mensajes antiguos. La cosa ocurre de la siguiente manera: si por ejemplo mi amigo Nacho me envía un sms, en la bandeja de entrada me aparecen “2 mensajes sin leer”. Uno de ellos es el sms que me acaba de enviar, y el otro es un mensaje suyo que me envió y yo recibí hace eones (puede que de un año atrás, tranquilamente). Una vez leído el mensaje venido del pasado, éste desaparece y ya no lo tengo en mi bandeja de entrada. Una efímera visita de otro tiempo.

No sé si a alguien más le pasa, por lo que he comentado con amigos es algo genuino de mi móvil, puede que se deba a que su sistema de memoria está jodido o a que Vodafone está inmerso en una conspiración judeomasónica dirigida por Iker Jiménez para meterme miedito y, quién sabe, tomar el control de mi mente. No descarto ninguno de las dos, pero me inclino ligeramente más por la primera (no obstante y para curarme en salud: Iker Jiménez, si estás leyendo esto, ¡que sepas que no podrás conmigo!)

El otro día, entre esos mensajes del pasado, me llegó uno de tipo cariñosote. Logró ponerme una sonrisa en la boca…¿no es genial esa oportunidad de poder revivir el acto pasado en sí? No es como releer una carta que te escribieron hace tiempo, ¡es como si a tu buzón llega una carta que ya habías leído pero de la que ni siquiera te acordabas! Abrirías el sobre, la releerías y, al dejarla sobre la mesa y apartar la vista, desaparecería.

Sería acojonante si el fenómeno pudiera extenderse fuera de mi móvil: estas en tu casa, viendo el truñazo del “Debate sobre el estado de la nación” y de pronto, justo antes de la enésima réplica de Zapatero a Rajoy ¡zas! aparece en la tribuna de oradores Manuel Azaña, que se agacha sobre el micrófono y dice solemne “Cuando los españoles puedan emplear en cosa mejor este extraordinario caudal de energías que se ha desparramado se comprobará, una vez más, lo que nunca debió ser desconocido por los que lo desconocieron: que todos somos hijos del mismo sol y tributarios del mismo río”. Un segundo después se desvanece.

Estas acariciando el gato y repentinamente tu abuela muerta se aparece frente a ti. Te acojonas del susto pero te tranquilizas cuando te dice “¿Asustete? Perdona fiu. Toma mil pesetes, que esti mes nun te di na”. Fiuuuuu…se disipa…ella y el billete de a mil, por supuesto, no vale obtener lucro de apariciones fantasmagóricas, ¡bribones!

¿No sería maravilloso?

Creo que seguiré tirando con ésta carraca de móvil hasta que ya no encienda: la “función remember” me encanta y no viene ofertada en ninguno de los del catálogo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que las máquinas tiene alma, o incluso vida. Que nos mandan mensajes, o sirven para adivinar el futuro. Seguro que tu móvil te quiere decir algo.

Anónimo dijo...

Creo que deberías contactar con Iker, después del cuartel de la guardia civil con fantasmas en Aboño, esto dejara Asturias como una de las regiones con más misterio... solo hay que ver la relación IX vs. PCA(r)*.



*Reconstruido no reconstituido jajajajaj

Anónimo dijo...

El populacho quiere más entradas en tu blog jeje