Especulación con bienes básicos, respuesta a Javier Caso

El compañero en IloveIU Javier Caso publica hoy una entrada con la que discrepo profundamente bajo el título “Cuando los bienes básicos empiezan a comportarse como activos financieros”. En ella se hace referencia a un artículo de Luís Martínez sobre el cual indica Caso que en él se señala “la verdadera causa de la actual crisis económica”, y ésta causa sería la especulación con bienes básicos.

Dice que “los especuladores (…) hoy atacan bienes básicos en todo el mundo, como los alimentos, la energía y la vivienda”, y finaliza su post pidiendo mano dura (…) desde las políticas del gobierno, con los especuladores (…) esos que hoy invierten sus capitales en el petróleo y lo encarecen abusivamente; esos que ayer invirtieron en bienes inmuebles y también pusieron sus precios por las nubes (…)”.

Estoy en desacuerdo con el núcleo central de su entrada por varios motivos que intentaré desarrollar brevemente:

1- Lo primero que merece señalarse, aunque no sea lo más importante, es que la especulación con bienes básicos es tan antigua como el propio “libre mercado”: un especulador es alguien que adquiere bienes a bajo precio cuando prevé un aumento de la demanda, esperando que esa demanda haga subir los precios, con lo que consigue vender por un precio superior al que compró obteniendo un beneficio. Hace muuuuchos siglos que existen personas que no buscan disfrutar del bien que compraban, sino beneficiarse de las fluctuaciones de su precio, y por supuesto que lo hacían con bienes básicos, como por ejemplo con el grano.

La diferencia entre los especuladores de hoy en día y los antiguos especuladores es que los especuladores actuales poseen más capital con el acaparar productos, y su incidencia es mucho más brutal.

En resumen: no ha surgido “hoy” un nuevo perfil de especuladores (como señala el texto), son los mismos de siempre pero la dinámica capitalista hace que su poder sea más determinante que nunca al acumular éstas personas más capital y poder así lograr con mucha facilidad que haya menos oferta y suban los precios (para luego desentenderse del negocio y dejar que exploten las “burbujas” estando ellos ya lejos del lugar del crimen).


2- La crisis no se produce por el fenómeno de la especulación: la crisis es una ley del ciclo económico capitalista. Es doctrina pacífica, pues la práctica lo viene demostrando una y otra y otra vez, que no puede existir capitalismo sin crisis periódicas. Entre otras razones las crisis vienen dadas por la disminución de la tasa de ganancia, esto sucede porque el aumento de la inversión llega a ser menor que el aumento de la ganancia, con lo que la proporción del valor agregado por el trabajo nuevo es menor.

Recomiendo la lectura del economista colombiano Héctor Mondragón por ser muy claro explicando éstas cosas tan complejas, él explica de una forma muy simple no sólo cómo se llega a la crisis sino también cómo finalmente sale “victorioso” el actual sistema productivo de cada crisis: “inutiliza grandes masas de capitales: la máquina sigue siendo máquina, pero deja de ser capital pues no sirve para producir ganancias, su dueño se arruina, los obreros son despedidos y sobre las ruinas resurge la acumulación de capital pues para los competidores victoriosos el aumento de la ganancia vuelve a ser más rápido que el incremento de la inversión.

A este proceso básico de la recuperación se agregan otros métodos, como el aumento de horas de trabajo de los obreros y la rebaja de salarios reales y prestaciones, aprovechando el desempleo; el aumento de la eficiencia de los trabajadores; el saqueo de otros pueblos (…); la conquista y la inversión en países o zonas atrasadas donde la tasa de ganancia es más alta; el cobro de intereses a las empresas del Estado o a otros Estados; o como quien dice, todas las ruindades que caracterizan al capitalismo”.

La posibilidad de especulación con bienes básicos es una manifestación más del sistema capitalista, no la causa de la crisis, pues ésta se encuentra en la propia dinámica del modelo productivo.

3- Intuyo que cuando Javier Caso pide “mano dura” al Gobierno para frenar la actividad de los especuladores no está pidiendo la prohibición de cualquier forma de especulación con bienes básicos…aunque me alegraría de que sí estuviera pidiéndolo: ello significaría que Caso está de acuerdo con, por ejemplo, la incorporación de la vivienda como servicio público (pasando a ser la vivienda un prestación pública, universal y gratuita como lo es actualmente la sanidad), pues la única forma de evitar totalmente la especulación con la vivienda es impidiendo la obtención de lucro con ese bien de primera necesidad.

Si, como creo deducir, lo que quiere decir Javier Caso con el “mano dura” es que se frenen únicamente las formas más sangrantes de especulación pero que se permita la pequeña y mediana especulación con bienes básicos…estoy en desacuerdo. Especular con bienes básicos para obtener lucro es algo que no debería estar permitido en ninguna medida: para ello habría que cambiar el actual sistema productivo y establecer un modelo socialista.

¿Creo que es mejor que se especule poco a que se especule mucho? Obviamente: también considero que es mejor que a un cónyuge se le pegue poco a que se le pegue una paliza brutal…pero lo que realmente quiero es que a las parejas no se les pegue en absoluto. Espero que sirva la comparación con el maltrato para que se visualice claramente mi posición como comunista en lo que respecta a éste asunto.

3 comentarios:

Amigo de la Dialéctica dijo...

Gracias amig@ Kaneda por tu comentario en mi blog:

Muy interesantes considero tus reflexiones. Mi opinión es similar a la de Zambrano Fuente que dice:
"Es complicado, pero seguro que se pueden hacer politicas, pero colectivas y no una a una para acelerar este valle del ciclo económico (tal como dice Káneda) y poder poner la tendencia en positivo".

Recibe un fuerte abrazo de tu amigo Javier Caso Iglesias.

Stewie Griffin dijo...

Umm, creo que no explicas muy bien porque comprar cosas baratas (cuando existe un exceso de oferta) para venderlas cuando esta cara (hay escasez de oferta) es algo malo. Estoy convencido de que tú mismo especulas a diario.

Simplemente presupones que hacerlo es algo malo.

La función del especulador es regular las relaciones entre oferta y demanda de forma natural.
Si la acción humana especuladora se restringe en algún campo, inevitablemente se producirá escasez.

Saludos rojeras ;)

Javi dijo...

Empiezo por el final: no tiene por qué causar escasez el restringir la especulación. Si el mercado de vivienda fuera totalmente público y se garantizara el acceso a la vivienda de una forma universal (tipo actualmente la sanidad) no habría escasez de viviendas (habría que ver qué precio tendría para los contribuyentes –sobre todo con ésta mierda de sistema impositivo donde los que más pagan al final son los que menos tienen-, pero lo que es escasez de viviendas no tendría por qué haber).

Al decir que el especulador “regula las relaciones entre oferta y demanda de forma natural” creo que me “cuelas” una especie de falacia, a saber: que es “natural” (lo que tiene obvias connotaciones muy positivas) que las personas puedan comprar y vender lo que quieran en el actual sistema sin que nadie los restrinja, y que esas restricciones son “contra-natura”. Hay bienes que considero que no deben sujetarse a esa “oferta y demanda natural” por diversas razones, como puede ser la escasez de un bien (y que por tanto haya que “racionarlo” para que todos puedan tener acceso a él) o la conveniencia social de que no se produzca o se limite la producción de determinado bien para preservar un ecosistema.

Creo que la especulación es parte inherente del actual modelo productivo y mercantil, todos especulamos al realizar compra-ventas. Lo que es malo no es la especulación en sí, sino que el sistema capitalista actual permite que existan algunos agentes (muy pocos cuantitativamente) con una capacidad para especular tan grande (debido a que poseen mucho capital) que pueden hacer que muchas personas se jodan.

¡Saludos!