Televisión por puntos

Artículo de Antonio Rico

Dos años insistiendo en lo que mejoró el tráfico desde que funciona el permiso de conducir por puntos acaban por convencer a uno de su eficacia: es una solución sencilla para un problema peliagudo. Tanto que tal vez el permiso por puntos no sólo sirva para mantener a raya a los que tenemos carnet de conducir teniéndonos permanentemente acongojonados (y no es una errata). Tal vez sirva también para arreglar el caos circulatorio en el que vive sumido el tráfico audiovisual.

Igual que el carnet de conducir es un permiso que otorga el Estado, las cadenas de televisión son concesiones que da el Estado a particulares bajo determinadas condiciones. Si las incumplen no sólo deberían pagar una multa (que es siempre inferior a lo que ganan incumpliendo las normas, de modo que nunca salen perdiendo), deberían perder puntos pudiendo llegar quedarse sin la concesión igual que los conductores podemos quedarnos sin permiso de circulación. Algo parecido pasaba con las multas de tráfico: una sanción económica no arreglaba nada porque para aquellas personas suficientemente ricas la multa no tenía efectos disuasorios. Así que no hay duda, la concesión de la que disfrutan los bolsillos repletos de los dueños de las cadenas debe estar sujeta a una normativa que les quite no sólo dinero que ganan a espuertas, sino también puntos por cada infracción cometida.

Para que sea más emocionante, la pérdida de puntos será acumulable y se hará según una tabla que la hará depender de la gravedad de la infracción. Las cadenas comenzarán con un crédito inicial de 12 puntos que podrán ir incrementando en años sucesivos si no comenten ninguna tropelía, aunque viendo cómo está el tráfico audiovisual no parece que eso vaya a pasar. Los próximos días vamos a sacarnos de la manga una tabla de infracciones que no valdrá para nada, de acuerdo, pero por lo menos nos vamos a divertir.

Visto en La Nueva España

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante propuesta, aunque supongo que esta echa un poco en broma.
Es lo mismo que la contaminación, no se trata de que "el que contamine pague", como suele decirse, se trat de que el que contamine no lo haga, y punto.