Obvian que se puede estar en contra de muchas cosas a la vez, al igual que se puede estar a favor de una pluralidad de cuestiones. La oposición a cosas menores no está reñida con la lucha contra los grandes problemas: hay quien se dedica a materias que son percibidas socialmente como menores bien porque le parece que ese frente de lucha es más abarcable para sus capacidad, o porque le despierta especial interés, o porque cree que las causas mayores ya cuentan con suficiente respaldo….los motivos pueden ser muchos y variados.

La estrechez de miras de Javier Morán le hace pensar que son dos cuestiones tan diferentes que unirlas es “juntar churras con merinas”, y pregunta a los sindicatos “a qué estan”: si a la cuestión menor (la directiva de las 65 horas) o a la cosa más importante de la que preocuparse (el desigual reparto de riqueza mundial).
Desde la vieja izquierda (izquierda de la que me reclamo: “vieja”, que no “antigua”) siempre se reivindicó que la lucha por las mejoras inmediatas no sólo no estaba reñida con intereses mayores y más difícilmente alcanzables, sino que ese combate contra la desigualdad cotidiana era fundamental para crear una conciencia de clase que permitiera afrontar retos más duros. Es lógico: parece difícil imaginar a una sociedad que no es capaz de luchar contra sus problemas acuciantes intentando solucionar los males de toda la humanidad.
La resistencia al retroceso en los derechos laborales en Europa, en éste caso contra la directiva de las 65 horas, es no sólo conciliable con la lucha contra la doble contradicción capital/trabajo y mundo rico/ mundo pobre, sino que es necesaria la puesta en común de ambas pugnas.
No me cabe duda de que en otras ocasiones los sindicatos entran en grandes incoherencias al

Pero no hay aquí, en el tema que nos ocupa, incoherencia alguna entre luchas, pues reclamamos nuestra dignidad a la vez que no nos olvidamos de los que están mucho peor que nosotros:
- Modificación radical o derogación de la Directiva sobre tiempo de trabajo.
- Universalización de las Normas Fundamentales del Trabajo, adoptadas por la OIT. Entre los derechos recogidos en ellas se encuentran la abolición del trabajo infantil y del trabajo forzoso, la eliminación de toda discriminación en materia de empleo y el reconocimiento efectivo de la libertad sindical, la negociación colectiva y el derecho de huelga.
- Cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas. Se trata de 8 objetivos cuantificables, que deben alcanzarse, como máximo, en 2015. La erradicación de la pobreza extrema y del hambre, la extensión de la enseñanza primaria, la promoción de la igualdad entre géneros o la reducción de la mortalidad infantil son los principales.
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