“Compañeros” y no “camaradas”. El valor de los símbolos en IU.

Los símbolos (y los usos que se le dan a esos símbolos) son importantes. Porque detrás un símbolo se esconde buena parte de lo que somos o de lo que queremos ser.

El otro leí a un tipo que se quejaba de la habanera que Izquierda Unida tiene como musiquilla oficial (algo similar a un himno). Para los despistados, es esa que dice lo de “Izquierda Unidaaaaa, somos tú y yoooooo…cuando tus sueños, cuando mis sueños, son de los doooos…”. Le pareció horroroso el haber visto por la tele cómo se cantaba durante la IX Asamblea. Él era mucho más partidario de La Internacional.

También hay quienes el trato de “compañeros” que se dan entre sí las gentes de IU, preferirían sustituirlo por el de “camaradas”.

Es decir, les gustaría que Izquierda Unida hiciera suyos los símbolos de la tradición comunista (ya que, de una forma u otra, se inscribe en esa tradición).

Estas personas, a mi modo de ver, no han comprendido bien la esencia del proyecto de Izquierda Unida. A diferencia de los partidos tradicionales, IU decidió organizarse como movimiento político y social. En lugar de ser un partido adscrito a una determina ideología de la que extraía un programa, invirtió las tornas y decidió ser ante todo un programa…un programa común que es fruto de unos mínimos ideológicos que compartimos, sí, pero un programa al fin y al cabo.

Frente a la ideología con programa, Izquierda Unida decidió ser un programa con ideología. Esa era la forma que quienes impulsaron el proyecto vieron más oportuna para poder acoger en su seno a gentes de muy distintos “palos”. Y creo que fue un gran acierto.

Ésta esencia la traicionamos en el pasado mil y una veces, y seguramente la traicionaremos más veces en el futuro. Pero no nos olvidemos que existe, porque nos indica el camino en el que debemos caminar.

A mi la Internacional me encanta, y también llamar “camaradas” a quienes, como yo, forman parte del Partido Comunista de España. Pero para Izquierda Unida quiero otra cosa: algo que simbólicamente refleje lo que es. Y el trato de “compañeros” y la habanera (musiquilla que además me gusta) me parecen adecuados.

Si tengo a mi lado a un “camarada”, debería sobreentenderse que estoy junto a una persona que comparte conmigo un método, una teoría y una ideología política.

Si tengo a mi lado a un “compañero”, debo sobreentender que estoy junto a una persona que comparte conmigo un programa (un programa amplio, de actuaciones concretas pero también de líneas estratégicas, inspirado por una ideología común que compartimos al menos en sus grandes rasgos).

Estos “sobreentendidos” son, en jerga de pedantes juristas, presunciones “iuris tantum” (salvo prueba en contrario).

Ojo: es muy posible que uno comparta finalmente más con el “compañero” que con el “camarada”. Se puede dar de una forma habitual que haya más coincidencias con quienes en principio sólo están destinados a compartir programa que con quienes también deberían comulgar de una forma similar a la tuya en el método, la teoría y la ideología. Es normal, sano e incluso bonito.