Cuando en el 2004 George W. Bush se enfrentaba a su reelección, el rapero Puf Diddy lanzó la campaña “Vote or Die” (“Vota o Muere”) que tenía como objetivo movilizar al electorado con el fin de que la alta participación evitase una nueva victoria de Bush. A la campaña de Diddy se sumaron unas cuantas celebrities más, llegando a tener el llamativo eslogan bastante repercusión.
Aún compartiendo el objetivo que tuvo la campaña (sacar de la Casa Blanca a un nefasto Presidente para poner en su lugar alguno que previsiblemente será algo menos nefasto), el mensaje subyacente en la misma me parece malo.
Es un lugar común en occidente que el no votar conlleva, por decirlo de manera eufemística y muy visual, la “muerte como ciudadano”. Está ampliamente generalizada la opinión de que votar es siempre un acto de buena ciudadanía, y en algunos países el voto es incluso obligatorio (Australia, Bélgica, Luxemburgo, Argentina, Ecuador…)
Obligar legalmente a votar me parece una aberración. Moralmente creo que votar (bien sea a una opción concreta, bien sea en blanco –el voto nulo lo trataré a continuación-) es adecuado en las siguientes circunstancias:
- Cuando el sistema en el que se vive cumple con unos requisitos aceptables de democracia (duro asunto el establecer cuándo existen esos requisitos mínimos que legitimarían de una forma suficiente el sistema)
- Cuando, aún no habiendo un nivel de democracia aceptable, existe la posibilidad de que con la acción de sufragio salga elegido alguien que o bien es de nuestro agrado o bien que pueda evitar la llegada al poder de un mal mayor. Debe valorarse en éste caso si compensa el legitimar con el voto un sistema no legítimo a cambio de evitar ese mal que no se desea.
El voto nulo (que no se contabiliza como voto válido, a diferencia del voto en blanco, que sí se contabiliza) sería un caso especial e interesante en el sufragio, pues suele ser utilizado por aquellas personas que quieren mostrar su disconformidad con la legitimidad del sistema o la protesta política por algún extremo concreto. Es, de alguna manera, un anti-voto. Me parece una buena opción el usarlo en aquellos casos de ilegitimidad en lugar de la abstención, pues la abstención tiene el gran inconveniente de que no hace que se visualice la diferencia entre la abstención activa (aquellos que no han acudido a las urnas por motivos de conciencia) de la pasiva (los que no acudieron por pereza o desinterés)
La entrada de hoy viene inspirada por un divertido capítulo de South Park en el que parodian la campaña de Diddy a raíz de que Stan se niega a votar si es para elegir como mascota del colegio entre dos opciones que no le gustan en absoluto: “un sándwich de zurullo” y “una ducha vaginal”. En un momento del capítulo se dice una frase genial que bien podría servir como corolario a la entrada de hoy: “Stan, hazte a la idea, en la vida la mayor parte de las veces tendrás que elegir si votar a un sándwich de zurullo o a una ducha vaginal”.
¿Y tú qué opinas?
3 comentarios:
A mí no me parece mal el voto obligatorio, porque la abstención tiene un componente de clase muy fuerte: votan más los que más ingresos tienen: no es, en general una decisión consciente, sino una inercia social. Con ello, las clases altas están sobrerrepresentadas en las urnas.
Eso sí, el voto 'abstencionista' tendría que recibir el mismo premio que cualquier otro voto: el voto en blanco debería traducirse en escaños vacíos en el parlamento. Porque situarse fuera es plenamente legítimo, pero las inercias sociales que favorecen al poder deben ser combatidas.
La inercia social a combatir en ese caso (en el caso de que no habiendo voto obligatorio los ricos votan más que los pobres) creo que sería la falta de conciencia de clase (que es también una inercia social en occidente)
Habría que combatirla animando a que la gente se movilizase y votase a la izquierda, no mediante una imposición que a mi juicio puede tener más inconvenientes (por lo que de autoritarismo tiene) que beneficios.
Efectivamente todas las inercias sociales que benefician al poder tienen que combatise, pero no tienen porqué combatirse siempre mediante la imposición, aunque realizar la imposición nos fuera posible. A veces esa coacción la considero conveniente y hasta necesaria, otras no.
Hay países donde el voto es obligatorio y la derecha arrasa (además calando profundamente las opciones derechistas entre los de abajo). No tiene porqué haber una correlación entre el ejercicio obligatorio del sufragio y la derrota de los intereses de las élites.
Yo al voto nulo y al voto en blanco les veo un inconveniente, lo silencian. Una cosa es que se contabilice y otra que El País lo publique. Cuando la sociedad está aborregada, como es el caso, les es muy fácil manipularnos.
Otro inconveniente es que le den la vuelta a la tortilla y acaben diciendo que el sistema funciona, que hasta los inconformistas pueden expresarse o que la gente que vota nulo es gente que no está de acuerdo con los partidos pero sí con el sistema. Tener controlados los medios de comunicación da mucho poder.
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