Podríamos establecer dos grupos de gentes que se dedican a opinar sobre política: el primer un grupo lo compondrían gente que, como yo, no se dedican profesionalmente a ello, sino que dedican una parte de su tiempo libre a escribir sobre lo que les parece. Éste primer grupo suele caracterizarse por ser muy amplio en los temas sobre los que opina, por acercarse a asuntos que no suelen interesar a los “mass media”, y por intentar estar bastante informados de lo que sucede. Como puntos negativos tenemos que nuestros temas a veces interesan a poca gente más que a nosotros mismos y que es bastante habitual que sacrifiquemos lo riguroso en pro de lo pasional, tendiendo a ser exagerados.
El segundo grupo de opinadores son aquellos que hacen de la opinión su oficio. Entre ellos el subgrupo que sin duda más odio son los “opinadores de la tele”: el perfil medio es una persona bastante mayor, bien hombre o mujer, tremendamente hoolingan de uno de los dos partidos políticos mayoritarios, que no le interesa entrar al fondo de los asuntos, que recurre con asiduidad a los topicazos y que no suele traerse bien preparados los temas sobre los que opina por lo que tiene que recurrir a lugares comunes para cubrir el tiempo que la han asignado.
Hoy, en “La mirada crítica” (que, en contraste con su nombre, es un programa brutalmente acrítico con los poderes realmente existentes), actualmente presentado por Maria Teresa Campos, entró en antena una llamada de un tipo que se autodefinió como “un obrero cualquiera” para opinar sobre la crisis y el “rescate” que habían decidido los países miembro de la UE, que era el tema sobre el que estaban divagando los opinadores profesionales que allí estaban reunidos. El “obrero cualquiera” planteo en menos de un minuto dos simples cuestiones a los opinadores: la primera que desde la implantación del euro el poder adquisitivo de los trabajadores había disminuido notablemente, habiéndose incrementado los precios respecto a cuando manejábamos “las antiguas pesetas” más de un sesenta por ciento; la segunda que llevaban metiendo dinero público (nuestro dinero, el de los contribuyentes) en los bancos desde hace mucho tiempo y que los tipos de interés no bajaban, ergo que los múltiples “rescates” que ya llevaban mucho tiempo haciéndose con las “inyecciones de liquidez” no funcionaba para los trabajadores.
Nadie supo contestar con un mínimo de decencia al “obrero cualquiera”, aunque hubo dos respuestas que vale señalar:
Una la soltó un tipo que, si no me equivoco, era un alto cargo del Banco de España: “es incuestionable que el euro ha mejorado la situación” (como esto es un lugar común no hace falta demostrarlo o explicarlo, con coger aire y luego soltar la bocanada mientras se pronuncian esas nueve palabras basta)
La otra reseñable fue de la propia Maria Teresa Campos: “vamos a traer al programa a unos expertos economistas que puedan responder a cuestiones como las que nos acaban de plantear [refiriéndose a lo expuesto por el “obrero cualquiera”]…no porque vosotros [dice mirando de forma excusante a los opinadores profesionales] no podáis hacerlo, claro está”
"Claro, claro”, respondió el rebaño de opinadores.
Pues eso, que está claro: claro que el "obrero cualquiera" no puede tener razón, sino que no lo ha entendido; y claro que los opinadores profesionales no sirven para desarrollar como debieran su trabajo.
El segundo grupo de opinadores son aquellos que hacen de la opinión su oficio. Entre ellos el subgrupo que sin duda más odio son los “opinadores de la tele”: el perfil medio es una persona bastante mayor, bien hombre o mujer, tremendamente hoolingan de uno de los dos partidos políticos mayoritarios, que no le interesa entrar al fondo de los asuntos, que recurre con asiduidad a los topicazos y que no suele traerse bien preparados los temas sobre los que opina por lo que tiene que recurrir a lugares comunes para cubrir el tiempo que la han asignado.
Hoy, en “La mirada crítica” (que, en contraste con su nombre, es un programa brutalmente acrítico con los poderes realmente existentes), actualmente presentado por Maria Teresa Campos, entró en antena una llamada de un tipo que se autodefinió como “un obrero cualquiera” para opinar sobre la crisis y el “rescate” que habían decidido los países miembro de la UE, que era el tema sobre el que estaban divagando los opinadores profesionales que allí estaban reunidos. El “obrero cualquiera” planteo en menos de un minuto dos simples cuestiones a los opinadores: la primera que desde la implantación del euro el poder adquisitivo de los trabajadores había disminuido notablemente, habiéndose incrementado los precios respecto a cuando manejábamos “las antiguas pesetas” más de un sesenta por ciento; la segunda que llevaban metiendo dinero público (nuestro dinero, el de los contribuyentes) en los bancos desde hace mucho tiempo y que los tipos de interés no bajaban, ergo que los múltiples “rescates” que ya llevaban mucho tiempo haciéndose con las “inyecciones de liquidez” no funcionaba para los trabajadores.
Nadie supo contestar con un mínimo de decencia al “obrero cualquiera”, aunque hubo dos respuestas que vale señalar:
Una la soltó un tipo que, si no me equivoco, era un alto cargo del Banco de España: “es incuestionable que el euro ha mejorado la situación” (como esto es un lugar común no hace falta demostrarlo o explicarlo, con coger aire y luego soltar la bocanada mientras se pronuncian esas nueve palabras basta)
La otra reseñable fue de la propia Maria Teresa Campos: “vamos a traer al programa a unos expertos economistas que puedan responder a cuestiones como las que nos acaban de plantear [refiriéndose a lo expuesto por el “obrero cualquiera”]…no porque vosotros [dice mirando de forma excusante a los opinadores profesionales] no podáis hacerlo, claro está”
"Claro, claro”, respondió el rebaño de opinadores.
Pues eso, que está claro: claro que el "obrero cualquiera" no puede tener razón, sino que no lo ha entendido; y claro que los opinadores profesionales no sirven para desarrollar como debieran su trabajo.
5 comentarios:
todo eso esta muy bien pero... ¿¿¿Qué haces tu viendo a la mariateresacampos???
Por favor, dame una respuesta convincente que ahora mismo estás apuntado en el próximo tren para siberia
Tengo mis debilidades mañaneras: escuchar a Losantos es una, y ver ese programa de humor llamado "la mirada crítica", otra. Cosas de tener el privilegio de coger el bus de ida a las 9 de la mañana: me da tiempo a saborear todo lo "bueno" que la mañana ofrece XD
Salud.
En definitiva, los tertulianos tienen un muy buen negocio con su trabajo.
Hablar, hablar, hablar y no decir nada.
La economía, y la política, es tan complicada que sólo algunos iluminados la pueden entender.
Lamentable.
¡¡También escuchas a Losantos!! vete preparando una maleta pequeña, y mete ropa de abrigo...
Yo quiero ser tertuliano. Así cualquiera.
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