Ocalitos

El primer recuerdo que tengo de un conflicto ecológico sucedió cuando tendría unos seis años. Iba en coche con mis hermanos y mis padres camino de Rodiles y vi una pintada de “Ocalitos Non” [preparen la música de “Aquellos maravillosos años”…¡dentro!]

- Papá, ¿qué ye eso de “Ocalitos Non”?
- Es que no quieren que se planten Eucaliptos.

Qué shock. A mí que los eucaliptos me encantaban por los vahos que me hacía mi madre con sus hojas cuando respiraba mal.

- ¿Y porqué no?
- Porque no es un árbol autóctono, absorbe mucha agua y deja el suelo seco y sin nutrientes.
- ¿Y si es malo porqué lo plantan?
- Porque crece muy rápido, y así da muchos beneficios en poco tiempo a quienes cortan su madera.

Recordando aquello, comprendo ahora algunas cosas que por aquel entonces no me dio por pensar:

1- Que para ser padre hay que saber de un montón de cosas y poder explicarlas con sencillez: si un crío me preguntara algo como “Javi, ¿qué significa esa pintada de ‘No a la Bolkestein’?” me tiraría del coche en marcha. Eso es porque no soy padre, claro está, pues ser padre confiere a uno la capacidad de responder a cualquier pregunta de un hijo o, en su defecto, inventarse la respuesta.

2- Que el Eucalipto es un árbol de derechas.

[Entrada relacionada y recomendada en "Ceros a la izquierda": "¿Son tan malos los eucaliptos como dicen?"]