Cada vez que la izquierda que se llama a sí misma transformadora ha entrado en un gobierno de coalición autonómico en el norte (Cataluña, Euskadi, Asturias) lo ha hecho invocando que "en política se está para influir" y que hay que formar parte del Gobierno para poder llevar a cabo esa función. Esa afirmación tiene una parte de verdad (se hace política para cambiar la injusticia existente) y otra parte fundamentalmente falsa, que es la que deja ver que entrar en un gobierno como fuerza minoritaria es la forma más idónea de influir entre las opciones que se nos presentan.
Que el poder político lo alcancen los de abajo debería ser un objetivo para cualquier persona de izquierdas. Asumir que entrando en un gobierno de coalición como fuerza minoritaria se está alcanzando el poder político es falso: todo lo contrario, las más de las veces con esa acción se está sometiendo la organización al poder realmente existente.
Señalaba con acierto Valledor al respecto de la entrada en el gobierno asturiano de Izquierda Xunida que "
con IU en el gobierno, nadie canalizará el descontento social por la crisis" (lástima que él mismo no siguiera poco tiempo atrás esas posturas…)

Es muy complicado ser gobierno y oposición a la vez. Tengo la convicción de que quienes confían sus votos en una organización minoritaria y radical como Izquierda Unida están mayoritariamente apostando por unas posturas no acomodaticias, incómodas para el poder, no sumisas.
Vimos en Italia cómo tras la participación acrítica de los comunistas en el Gobierno Prodi acabaron siendo una fuerza extraparlamentaria –viniendo de ser no hace tanto tiempo atrás el mayor partido obrero de todo occidente-, cómo en Euskadi tras ocho años de gobierno con el PNV se acabó con un sólo diputado, cómo un discurso a nivel estatal que no fue visualizado como lo suficientemente crítico con el PSOE nos llevó a ser arrastrados por el "voto útil"...
Por contra en Alemania Die Linke crece asentándose como la fuerza de oposición a la "gran coalición", el Partido Comunista de Grecia obtiene el 8,1% de los votos y 22 parlamentarios, en Portugal tienen una de las izquierdas radicales más fuertes de Europa con los geniales resultados del PCP y del Bloco de Esquerda...e influyen y mucho en las vidas políticas de sus respectivos países: condicionando gobiernos y presupuestos con la fuerza de sus escaños, movilizando a la ciudadanía contra los desmanes del poder, canalizando a las instituciones las reivindicaciones de los trabajadores…
Veo en esto un horizonte de esperanza para la recientemente escalabrada Ezker Batua: sea el futuro lehendakari Patxi López dependiente de PP y UPyD, o sea el gobierno para la coalición PSE-PNV, habrá un espacio para la oposición radical de izquierdas en Euskadi que deberá ser ocupado. De la renovación de la dirección de la organización y su discurso y de su capacidad para trasladar su línea crítica, de eso dependerá que crezca más o menos. Puedo estar equivocado, pero quiero ser optimista y pensar que no: ante este panorama no me parece descabellado pensar que Ezker Batua sólo puede crecer.
(Ilustrando la entrada, un retrato del histórico dirigente comunista portugués
Álvaro Cunhal)