En positivo: nuestra propuesta, la banca pública

Hace algo menos de un mes, en “inyectar dinero: dar de comer al indigesto” criticaba las medidas que se han adoptado para salvar la situación de crisis. Debiera entonces haber planteado cuál era mi alternativa a esa propuesta porque, en el momento económico en el que nos encontramos, mostrar disgusto con una solución sin decir cual sería nuestra alternativa es un recurso facilón y poco constructivo. Me dispongo pues a completar aquella entrada poniéndola en positivo:

Sin las “inyecciones de dinero” los indigestos bancos continuarían con su desconfianza recíproca y, al dejar de comprar y venderse dinero, se quedarían sin él, cesando de dar créditos y quebrando, llevándose con su hundimiento toda la actividad económica (pues en el sistema vigente ésta se fundamenta en la dependencia de los empresarios de los créditos, que les permiten continuar con el proceso de reproducción de capital).

Estaríamos así ante un panorama en el que, aún siendo conscientes de que socializar pérdidas es tremendamente injusto y que esto permitiría a los bancos continuar con su actividad tal y como lo vienen haciendo (con las pésimas consecuencias que estamos viendo), sería el mal menor y deberíamos entonces darlo por bueno. Ésta postura se puede contemplar en algunos sectores sensibles de la socialdemocracia, quienes aunque tienen reservas a aceptar que con la caja común se rescate a los banqueros, creen que es necesario para mantener el sistema occidental de bienestar.

La propuesta de la izquierda europea a éste problema apenas se ha escuchado, supongo que por tres razones: estamos un periodo de desmovilización y desorganización brutal; en el mejor de los casos tenemos poco claro nuestro programa socialista a corto y largo plazo (y digo en el mejor de los casos porque en la mayoría de los casos directamente no tenemos programa); y las voces que se alzan en éste mar de silencio son lo suficientemente pocas como para poder silenciarlas con facilidad.

La solución es radical y nada novedosa (la vieja izquierda lo reclama desde tiempos inmemoriales): la apuesta por la banca pública. En los últimos días han vuelto a incidir en ello desde Juan Torres hasta el diputado de IU en el Congreso, Gaspar Llamazares.

Hablo de la izquierda europea porque en América Latina (lugar donde a base de palos han aprendido a desconfiar mayoritariamente de bancos mundiales, FMIs, y del gran capital financiero al que éstos sirven) el embrión de la gran banca pública ya está puesto: es el proyecto del Banco del Sur, en el que están metidos Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Paraguay y Uruguay. Por ahora es sólo eso, un embrión…tal vez si las ideas socialistas siguen avanzando por Latinoamérica al ritmo que lo están haciendo la flor germine definitivamente.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

El problema es que ahora parece que se quieren comprar acciones de Bancos (nacionalizarlos parcialmente) pero no utilizar estas acciones para influir en su funcionamiento. Lo cual no deja de ser un "papá Estado te deja el dinero cuando lo necesites, no te preocupes ¡Ah! y sigue haciendo lo que te de la real gana... que no te vamos a decir nada"

Óscar dijo...

La solución pasa por irse a vivir a una cueva al monte y taparnos las vergüenzas con hojas y ramas.

¿Compartimos cueva?

Javi dijo...

@ domin: está claro que aunque la palabra "nacionalización" nos ponga "palote", no tiene nada que ver con una nacionalización en su sentido social. Ésta no pasa de ser una mera socialización de pérdidas.

@ óscar: cueva sí, ¡pero nunca compartiré contigo rama!

Recibid un cordial saludo.