Consideraba Kelsen que la expresión “Derecho revolucionario” era una contradicción en sí misma. Esa afirmación de Kelsen es tan radicalmente verdadera como radicalmente falsa: si “Derecho” es sinónimo de “ordenamiento jurídico realmente existente”, qué duda cabe de que la Revolución es su enemigo irreconciliable; por el contrario, si consideramos que “Derecho” es algo más que unas normas escritas, es decir, si creemos que para que exista “Derecho” han de darse ciertas condiciones (condiciones que no se darían, por ejemplo, en la Alemania nazi, pudiendo afirmarse que allí “no había un Estado Derecho” en tanto que el Derecho estaba secuestrado por unos criminales), en ese caso la afirmación de Kelsen es radicalmente falsa.
Como sabemos que para mi admirado Kelsen, el cual dedicó su vida a parir una magnífica “Teoría Pura del Derecho”, el Derecho era lo primero (un monopolio de la coacción física, que no tenía porqué ser justo para ser llamado Derecho), tenemos que entender sus palabras en los términos que él las empleaba y darle así la razón: Revolución y “orden establecido” son cosas que se llevan a matar (tanto que intentan matarse).
Tenemos que reconocer que más allá de las paredes de las Facultades de Derecho la concepción kelseniana de lo que es Derecho no ha transcendido mucho: la mayoría de la gente considera que hay ciertas situaciones que, por muy legales que sean, tienen poco de Derecho. Cuando alguien grita “¡No hay Derecho a que los bancos nos traten así!”, estoy convencido de que ese “Derecho” es gritado con mayúsculas: no creen que en esas situaciones flagrantemente injustas viva el Derecho. Y también tienen razón.
La concepción kelseniana de lo que es Derecho viene muy bien para estudiar la estructura interna de los sistemas jurídicos (de hecho a mí la Teoría Pura de Kelsen me encanta), pero para todo lo demás (para la vida en general) la noción de Derecho que se debe manejar es aquella que utiliza la mayor parte de las personas. Y es en esa acepción popular (pero no por ello menos cierta) como usaré aquí “Derecho”.
Establecido este marco conceptual genérico, según el cual el Derecho no es en última instancia el mero monopolio de la fuerza por parte del Estado, sino que es algo más (algo así como un conjunto de normas que nos permiten ser más libres), dedicaré la entrada de mañana a señalar la diferencia entre “Golpe de Estado” y “Revolución”, defendiendo que son hechos antagónicos e incompatibles y, yendo más allá, defenderé que “Derecho revolucionario” no sólo no es un oxímoron sino que no puede haber Revolución fuera del Derecho.
Pero eso mañana, que hoy ya os he calentado el tarro bastante.
PD.: Sí, lo admito, el dibujo del Sargento Keroro y sus camaradas no viene a cuento...pero es que si encima de la chapa que os he soltado no os pongo algún dibujico molón, no lee esta entrada ni la abuela de Viul.
6 comentarios:
Bonita declamación en cuanto a lo escrito, aunque podrías estar empezando a ser redundante, pero tranqui que yo lo soy más.
Pero es muy tramposo poner a Keroro, ¡nadie puede resistirse a abrir algo con el sargento Keroro!
Ya tengo las musiquillas en la cabeza...
Admito que este blog tiende al monotematismo: me despisto un poco y en cuanto me doy cuenta ya me he puesto a hablar de marxismo, Derecho y Sargentos Keroro XD
"Kero Kero Kero, llegó la horaaaa, vinimos a sembraaaar el mieeeedo...Ke Kero Kero adelanteeee..."
Ardo en deseos de leerte mañana... pero más aún me gustaría pillar algo, malditos intelectuales del partido, los obreros no os entendemos nada
Estoy de acuerdo contigo, pero simplemente por hacer de abogado del diablo (algo que me encanta):
Entonces, si dices que existe un Derecho por encima de los derechos particulares de los distintos sistemas gubernamentales del mundo... quién y cómo define cuáles son los artículos de ese derecho? Y si hay disidencia (como de hecho hay) quién tendrá razón y cómo lo sabremos?
Es por dar un poco de juego a los relativistas...
@ cero: eso es porque haces lectura diagonal de mi blog XD
@ Marat: intentaré que quede contestado mañana en la entrada. En plan adelanto: más bien defenderé que hay (o puede haber) Estados en los que hay Derecho, y Estados en los que no. Y ese Derecho, para ser Derecho, tendrá que tener unas condiciones mínimas de decencia (por ejemplo, que los ciudadanos puedan cambiar las normas a través de sus representantes, sin que exista un poder fuera del control democrático y situado por encima de la Ley que impida que esos cambios se lleven a cabo).
Vaya, que más que ponerme en plan "el Derecho que ha de regir tiene que ser así y asá" (planteándola en forma positiva y describiendo cómo ha de ser en líneas generales) lo plantearé en forma negativa, señalando "esto no es Derecho" por no cumpir ciertos mínimos.
Recibe un cordial saludo.
eehhh, uhnnnn... buufff creo que como miembro del sector intelectual no has sabido reducir y explicar la idea para que los obreros la entendamos, con lo que solo podemos pedir una cosa... PURGA!!!!
Solo existe un derecho verdadero, el que emana de los/as proletarios/as. ;-)
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