Es mi obligación desvelaros algo que no muchos saben: los jueces son humanos. En serio, lo son. Algunos riñen a sus hijos por suspender Matemáticas, los hay que leen “Libertad Digital”, y a unos cuantos les gusta tomar cubatas los sábados por la noches.
No son robots. No son ángeles asexuados. No aplican el Derecho mecánicamente. Es más: ni siquiera su herramienta de trabajo, el Derecho, está creado por robots.
El Derecho no es un asunto espiritual, aunque lo parezca. ¡Es de lo más mundano! Lo que pasa es que fue necesario confinarlo en el baúl de lo místico para impedir que, si llegamos a conocer su auténtico ser, estemos tentados a rebelarnos contra él.
Tras la edulcorada versión teórica según la cual el Derecho es una especie de consumación de la ética social cuya tarea es solucionar los conflictos con arreglo a la justicia y a la equidad, se nos oculta la realidad, bastante más difícil de digerir, en donde el Derecho se erige como una herramienta de legitimación de las relaciones de dominación. En serio: el Derecho toma partido, los operadores del Derecho también.
Las normas ofrecen un abanico de posibilidades enormes, y los jueces eligen de entre ellas las que prefieren (algunos guiados por el ideal de justicia, otros guiados por el editorial de “El Mundo” del día anterior, otros guiados por la interpretación más sencilla de aplicar porque quieren liquidar la sentencia pronto e irse a pescar…)
Algunos jueces deben directamente su puesto a una designación política. Es el caso de los que forman parte del Tribunal Constitucional. Son “jueces políticos”. Tanto es así que un sinónimo para referirse al Tribunal Constitucional es “el legislador negativo”: las Cortes Generales hacen las leyes que quieren dentro de las múltiples opciones que les permite la Constitución (por eso son “el legislador positivo”), y el Tribunal Constitucional deshace las leyes que quiere dentro de las múltiples opciones que le permite la Constitución (por eso es “el legislador negativo”).
Algunos gritan estos días “¡es intolerable manifestarse para presionar a unos jueces!”. Yo me uno a los que se preguntan, ¿por qué iba a ser intolerable hacerlo?
[Entradas relacionadas: "El uso alternativo del Derecho", "Romper un pacto roto", "Cuestión de fuerza. El derecho a huelga de los jueces" de El Hijo Rojo; y "Y si el Estatut sale inconstitucional como la LOAPA, ¿qué va a pasar?" de Ceros a la Izquierda]
12 comentarios:
mire, como dijo el poeta, hablar de los jueces en españa es llorar...
Por eso, y para rebajarle nivel a su blog, le voy a contar una anécdota cierta cierta que me ocurrió hace ya unos cuantos años muy cera de su tierra.
Encontrábame yo en un lugar de ensueño y con una novieta en una discoteca ruinosa (éramos los únicos clientes), cuando entró una cuadrilla de tres hombres y una mujer.
Finalizado el tercer gin-tonic compartido con la novieta, a la que intentaba emborrachar con aviesos fines, me dirigí a la barra para pedir el cuarto.
Un tipo de aquella cuadrilla me dijo que me invitaba y yo que no, coño, que yo a uste no le conozco.
Y el tipo, borracho como a mí me hubiera gustado que estuviera mi novia, que si no quería molestar, que si esto, que si lo otro...
Total, chapa al canto (le costó los cuatro gin-tonics, ahí se joda): hasta que en un momento dado me confiesa que es juez y yo, coño, que me caigo del guindo, y le digo, joder, tú eres fulanito de tal pero en versión piripi.
El tipo no se arredra y me enseña un periódico del día (Diario de...) donde en la última página sale una entrevista con su señoría, de la tirra del diario. No recuerdo exactamente el insulso titular, pero venía a ser más o menos cómo un magistrado del Supremo venía añoo tras año a pasar las vacatas al terruño que le vió nacer.
En estas estábamos cuando aparece mi novia, ella decía que sedienta del gin-tonic aunque yo sé que de mí...
Y el buen juez del supremo, pues nada, que pregunta que quien es, y yo le digo que mi moza. Ah, joder,buena la hice, que nos quería casar allí mismo. Coño, entienda que yo habá ido allí a pillar y mi moza a tomarse unos gin-tonics, no era cuestión de salir casados del garito. Pero el tío que insiste y que nos casa. Y ni su cuadrilla podía quitarle la idea de la cabeza.
Como quiera que ya llevábamos un cuarto de hora en el tira y afloja de yo soy del supremo y te caso; y en el usted no me casa ni por lo militar, pues decido decirle, coño, fulanito,disculpa, pero es que esta y yo ya estamos casados.
Ay joder la que armé! ahora quería divorciarnos. Así, en frío. Oiga, otro cuarto de hora...
Total que yo no sabía como cortar aquello y le pedí al camarero -amigo mío como todos los camareros del mundo- que me pasase el equipo fotográfico que le había confiado a la entrada.
Venga vamos a hacernos una foto de familia propongo, y el sñeor juez que se coloca abrazado a mi novia, que se coloca con sus compis y mi novia (siempre mi novia con su mano sobre el hombro colgando sobe sus teta izquierda)...
Hasta que uno de los fotografiados me coge del brazo y me dice: oye, ¿todo ese equipo es tuyo? sí, coño, no lo he robado.
Oye, chavalí, ¿donde vas a sacar estas fotos?
en ningún sitio señor, son para el album familiar.
en fin, fue una larga noche (siguió con otras anécdotas en la que terminépor joderle un faro de su mercedes)en la que comprendí lo ridículo que sería cuando me hiciera grande.
y, ¿sabe por qué estaba nervioso el tipo que sospechaba de mí? porue era uno de los emisario que el gobierno d españa había enviado a negociar on ETA.
Y les tengo a tós,al lado de la teta de aquella novia con la que nunca me casé pero no cuento que hice nada prque soy un caballero con sntido del ridículo.
ala, ahí queda eso, uno de los recuerdos tan inolvidables que nunca quise publicar la foto. Y eran12.500 pelas de las de entonces.
mitxel
perdone que no haya podido corregir, pero es que me sobreescribía sobre lo ya escrito y nunca sé cómo quitar esa función de este ordenador a manivela que me pago.
en fin, tengo que hacer un cursillo para la quinta edad.
mitxel
¡Impagable historia! Si desvela usted los nombres de los protagonistas mañana mismo le abren un sumario en la Audiencia Nacional. Glorioso.
no dices nada de si se tiran pedos... ¿me lo puedes confirmar?
@Mitxel: impagable historia. Cuéntenos más cosas de esas y deje en paz a Patxi Lopez oiga! ;-P
@ Rafa: mientras ejercen suelen tirarse lo que los antiguos de estas tierras llaman "futas", es decir, unos pedos silenciosos pero muy olorosos.
@Javi: por mi barrio se llamaban "bufas".
Sí, "bufa" por aquí también se dice. "Futa" es más bien como la forma antigua, lo que diría alguien mientras dice cosas en latín: "aequam memento rebus in...¿quién ha sido el gocho que se ha tirado una futa?"
Entonces, ¿los jueces no son seres divinos que han descendido del cielo y saben por inspiración divina lo que está bien y lo que está mal?
¿Y los jueces del Tribunal Constitucional no son emanaciones de la Constitución y al mismo tiempo la propia Constitución, al igual que el Hijo emana del Padre y el Espíritu Santo del Hijo, y los tres son la misma divinidad en persona(s)?
¿Entonces son seres humanos falibles los legisladores, los que interpretan las leyes, e incluso los que llevan placas, porras y pistolas?
¡Sapristi! Qué decepción. Para falible ya estoy yo. ¡Voy a hacerme anarquista!
@Mitxel:
Si es que no puede dejar usted de politiquear. Si se pone a charlar con el primer juez del Supremo que le salga al paso cuando está de ligoteo, no se va a comer una rosca, vaticino.
gracias por el consejo señor red, pero a buenas horas...
además, ya me hubiera gustado a mí verle a usted con la sangre fría de fotografiar al supremo mientras intenta pillar la glándula de su misma novia, y allí, impertérrito, diciéndoles aquello de sonrían pero no se toquen, venga, venga, pa te ta, pa te ta...
claro, el anterior comentasrio era yo, no iba a ser el juez...
mitxel
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