Nociones básicas sobre soberanía y federalidad

Si todo discurre por los cauces que debieran, en la IX Asamblea Federal de Izquierda Unida debería darse un debate que diera por cerrado el qué se entiende por federalidad y soberanía dentro de la organización, conceptos tan manidos como polémicos a la luz de lo que ha sucedido en algunas federaciones.

Pretendo dar aquí, de una forma brevísima y sin ningún ánimo de ser exhaustivo, unas pinceladas sobre ambos conceptos que tal vez puedan interesar:

La soberanía, como planteaba a mi modo de ver de una forma muy acertada Hans Kelsen, debe estudiarse como un problema de relación entre dos órdenes normativos: un orden es supremo o soberano cuando no está subordinado a otro orden.

¿Dónde se encuentra la soberanía originaria en una organización política? So pena de parecer simplón, he de decir una obviedad: en la militancia. Los militantes habrían creado un poder al cual trasladarían esa soberanía originaria que les pertenece. En el caso de Izquierda Unida, ese órgano soberano o supremo (por no estar subordinado dentro de la organización a ningún otro) es la Asamblea Federal.

Así lo recogen los estatutos al establecer que IU es un movimiento Político y Social que se conforma en una organización, política y jurídicamente soberana, residiendo la soberanía en la Asamblea Federal.

¿Qué capacidad tiene la Asamblea Federal como lugar en el que reside la soberanía? La de auto-organizarse libremente sin intervención de otro poder interno. El acto por el que manifestaría su capacidad auto-organizativa sería el de dictar los Estatutos, que es la normativa fundamental que rige el funcionamiento de la organización.

Si la soberanía reside en la Asamblea Federal, ¿cómo se puede entonces afirmar también la soberanía jurídica y política de las federaciones de Izquierda Unida en todas las comunidades autónomas o la soberanía de las asambleas de base en los municipios?

Entiendo que, en puridad, ningún ente puede ser soberano si en él no reside la soberanía. Ser “soberano en su ámbito”, como se afirma en los estatutos acerca de las asambleas de base, sería una contradicción, pues si se comparte que “soberano” es el orden que no está subordinado a otro, la soberanía restringida a “su ámbito” no es auténtica soberanía: es atribución de competencias.

Se está usando pues la palabra “soberanía” en una forma impura siempre que se predique la soberanía de un sujeto cuando en él no resida ésta. No creo que su uso sea erróneo, ya que todo el mundo entiende expresiones como “las asambleas locales son soberanas para conformar sus listas”, pero no es auténtica soberanía, es competencia.

Mientras que en una organización confederal las confederaciones conservan íntegramente su independencia y la asamblea común sólo actúa dentro del marco del pacto establecido entre partes soberanas, en una organización federal la soberanía es común a la totalidad.

Al hablar de federalidad, los estatutos señalan que “el núcleo central” de éste principio es “el acuerdo sobre las competencias de cada parte federal y sobre las competencias comunes”. Creo que, a la vista de lo expuesto, no puede ser más acertada la afirmación: la soberanía es común mientras que las competencias son acordadas y atribuidas, en base a dicho acuerdo, a la instancia federal y a las distintas federaciones.

¿Estaría capacitada una federación para auto-organizase plenamente? Sí, siempre y cuando la Asamblea Federal reconociera que su ámbito de soberanía ya no se extiende a la estructura de ese determinado territorio. Dejaría así dicha federación de ser una federación para constituirse en una organización política jurídicamente soberana e independiente de Izquierda Unida.

La isla de las flores

"La isla de las flores" nos explica qué es un ser humano a partir de...un tomate.

Es posiblemente el mejor documental corto (dura 11 minutos) que he visto.

¡Haced uso de vuestro telencéfalo áltamente desarrollado y disfrutadlo!

Las 65 horas vistas desde el país de las 35

Traducción al español del artículo de L'Humanité de Yves Housson. Así se ha escrito en Francia, donde la semana laboral de 35 horas lleva instaurada desde el año 2000, sobre la posibilidad de una jornada laboral de más de 65 horas:

Mientras en Francia nos preparamos para un día de manifestaciones en defensa del sistema de jubilación y de las 35 horas semanales, la Unión Europea, en virtud de un cambio de política en Francia, envía un mensaje alarmante en lo que respecta a la duración de la jornada laboral.

Gracias a Nicolas Sarkozy y a su gobierno, la UE acaba de abrir la posibilidad de una semana laboral ¡de hasta 78 horas! El crimen ha sido firmado en Bruselas, en una reunión de los Ministros de Trabajo de los 27 países miembros.

La modificación de la directiva europea sobre el tiempo de trabajo había estado en el punto de mira desde hacía varios años.

Según el texto adoptado por la mayoría cualificada, la semana de 48 horas, que formaba parte de la legislación europea vigente hasta la fecha, sigue siendo válida. Pero esta regla vale tanto como la de las 35 horas en la propuesta del Gobierno francés: la salvaguarda jurídica que supone es cada vez más ficticia. El acuerdo ofrece la posibilidad de excepcionar la norma mediante un acuerdo entre el asalariado y el empresario.

Si ésta reserva para excepcionar la norma queda prevista bien en el convenio colectivo o bien en la legislación nacional, la duración máxima semanal de trabajo podrá alcanzar en lo sucesivo 60 horas. Incluso 65 horas, precisa el texto, si una parte del tiempo de trabajo corresponde al tiempo de guardia. Y este límite de 65 horas podrá ser sobrepasado también si un convenio colectivo lo permite.

Este sistema de derogación, denominado "opt-out", estaba vigente hasta ahora en el Reino Unido, el paraíso europeo de la desrreglamentación social, donde la semana de trabajo puede alcanzar las 78 horas. Allí la única regla que se impone en última instancia es la obligatoriedad de las 11 horas diarias de descanso. Bajo la presión de los Británicos, la legislación europea había contemplado el "opt-out", pero para un período transitorio, pasado el cual debería haberse suprimido. El acuerdo que se ha firmado dinamita todo límite de tiempo: "el "opt-out" se perpetua ad vitam eternam y puede generalizarse en lo sucesivo", señala Guido Juquel, del sector europeo del sindicato CGT.

El gobierno de Londres, que ha estado luchando para obtenerlo junto con su homólogo irlandés y el apoyo de Polonia, expresó inmediatamente su satisfacción, hablando de "un buen acuerdo".

En sentido contrario se ha manifestado la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que había advertido de la posibilidad de la adopción de estas disposiciones denunciando que no había interés en proteger a los trabajadores "contra los peligros que las largas jornadas laborales crean en la salud y en la seguridad en el trabajo". La CES calificó el acuerdo de "muy insatisfactorio e inaceptable".

Pero la "regresión" denunciada por los sindicalistas no se detiene ahí. El texto rubricado en Bruselas introduce además, por primera vez, la noción de "períodos inactivos de guardia", que no podrán volver a ser contabilizados como tiempo de trabajo.

Esta disposición afecta a todas las profesiones, pero particularmente a las médicas. Se barre así de un plumazo dos resoluciones del Tribunal de Justicia Europeo que estipulan que el tiempo de guardia debe ser contabilizado íntegramente como tiempo de trabajado. El lunes, la asociación de los médicos de urgencia de Francia (AMUF) había advertido por vez enésima que la adopción de tal medida constituiría "un retroceso sin precedente e inaceptable tanto para los médicos como para los pacientes".

Para "suavizar" la medida y con el fin evidente de hacer más digeribles éstas dos píldoras grandes y amargas, el Consejo de Ministros de Trabajo adoptó, en el mismo texto, un acuerdo que concernía a los interinos y donde se preveía que desde el primer día de trabajo gozarán del mismo tratamiento (salario, protección social, etc.) que los asalariados permanentes. Un progreso real, calificado como tal por CES que, sin embargo, negó que pueda ser utilizado como una razón o una excusa "para adoptar la directiva sobre el tiempo de trabajo".

(Ver el artículo completo en su idioma original pinchando aquí)

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Hoy Borrell, siguiendo la línea del Gobierno de España consistente en estar a favor y en contra a la vez , se marca el siguiente artículo: "Contra la Europa social"

Acorralados

“Yo hice lo que tenía que hacer para ganar…¡pero no nos dejaron ganar!” (John Rambo en “Acorralado”)

La izquierda europea debió hacerse la misma reflexión que se hizo Rambo cuando se anunció que el Tratado Constitucional rechazado por franceses y holandeses sería ratificado por los gobiernos de cada país sin consulta popular mediante el llamado Tratado de Lisboa.

Quienes ostentan el poder en Europa demostraron una vez más que no les importa lo más mínimo la falta de legitimidad democrática de la que adolece el proceso de construcción de la Unión Europea.

La batalla contra el Tratado Constitucional Europeo era una batalla que no nos iban a dejar ganar.

Se ha actuado con total descaro: Giscard d'Estaing, redactor del Tratado Constitucional, afirmó que el Tratado de Lisboa es el mismo TCE pero “más digerible” gracias a los “cambios cosméticos” que se habían producido.

Para no someter a votación el Tratado de Lisboa esgrimieron que no era necesario porque, a diferencia del TCE, esto no es una Constitución…conviene recordar que en su día para convencer a los más “euroescépticos” se decía que aquello del Tratado Constitucional no era una Constitución en su sentido jurídico, que era un simple tratado, como los anteriores, que lo que hacía era reunificar el acervo legislativo anterior. Ambos eran pues lo mismo (“no-constituciones”), y sin embargo merecieron un trato radicalmente distinto. La incoherencia campa a sus anchas en el seno del “poder constituyente europeo”.

Ha pasado ya medio siglo del Tratado de Roma del 57, y actualmente los órganos que disponen de más poder en la UE siguen siendo los menos representativos y los que menos controles tienen: el Consejo, la Comisión, el Tribunal de Justicia o el Banco Central Europeo.
El único órgano representativo –el Parlamento– conserva una cierta capacidad de veto, pero continúa sin ser un auténtico legislador y ocupando un papel subalterno en el conjunto del aparato institucional.

La construcción “intergubernamental” que ha marcado desde el inicio el proceso de construcción europea se impone de nuevo. La discusión pública del nuevo proyecto de Tratado ha sido prácticamente nula.

Ahora Irlanda, el único país que para desgracia de sus gobernantes no pudo evitar el someter el Tratado de Lisboa a referéndum, ha dicho “no”. No importa, todo sigue adelante: Alemania, Francia y España, entre otros, ya han dicho que las ratificaciones deben continuar.

Nunca a los ciudadanos se les ha hecho saber tan abiertamente su condición de intrusos y de indeseables en la construcción europea.

La historia de las cosas, de Annie Leonard

"Story or stuff" es un imprescindible video de 20 minutos que hizo conocida a Annie Leonard, una activista del movimiento a favor del desarrollo sostenible.

"La historia de las cosas" explica de una forma tremendamente sencilla y didáctica el proceso productivo capitalista. Es un corto divertido, ameno, y nada pretencioso.

Aquí os pongo la parte 1 de 3, si os gusta podéis continuar viendo las otras dos partes en el Youtube.

¡Salud!

Bajo el montón

La sección de revistas de la biblioteca municipal de La Felguera se caracteriza por ser muy “montonera”: excepto los periódicos diarios, que son ordenados y archivados con bastante diligencia, el resto de materiales se acumulan sobre las mesas y en las estanterías hasta que la bibliotecaria ve que ya no entra más y decide guardarlos.

Hace cosa de un mes me dio por rebuscar en un montón y bajo varios ejemplares de Les Noticies y El Heraldo encontré ¡Le Monde Diplomatique en su versión española!

Desde entonces a las habituales tareas diarias que realizo cuando en época de exámenes hago un descanso para leer la prensa (poner en primera fila de estantería El Viejo Topo del mes y poner el del mes anterior detrás, y esconder bajo el montón más grande la revista de los Testigos de Jehová) se ha sumado la de desenterrar Le Monde Diplomatique y ponerlo en lugar visible.

Si yo desentierro Le Monde es porque alguien lo entierra. No me gusta acusar pero sospecho de la bibliotecaria rubia, una de mis archienemigas.

El formato de periódico convencional de Le Monde Diplomatique puede confundir a un lector que se enfrente a él pensando que va a ponerse al día: LMD no ofrece información sino reportajes de bastante profundidad, y no siempre sobre temas de especial actualidad. No sirve para ojearlo, hay que leerlo, y en ese aspecto se adapta mal a mis parones de un cuarto de hora para leer la prensa.

Lo que sí se adapta bien a mis usos bibliotequiles es la excepcional revista El Viejo Topo. Es una revista de política y cultura, de izquierda radical, que con sus 15 años en la espalda desde que iniciaran su nueva andadura se ha convertido en todo un clásico.

El Viejo Topo cuenta con colaboradores muy prestosos como Samir Amir, Salvador López Arnal o Jorge Vestrynge. Ninguno de los colaboradores de la revista cobra por sus artículos.

Da como mínimo para tres de mis días de biblio: uno lo uso para ojear muy por encima los artículos y las secciones que se ven de un vistazo, otro para leer los artículos que más me motivan y el tercero para ver si hay algo que me interese de entre lo que había desechado.

Cuando recorro sus páginas me siento muy reconfortado: de vez en cuando leo a gente capaz de explicar con claridad cosas que pienso de una forma sencilla y muy lúcida.

El Viejo Topo de éste mes tiene dos artículos para mí especialmente relevantes: una entrevista a Tariq Ali en las que el pakistaní dice unas verdades como puños, y las dos últimas cartas que escribió Bujarin antes de ser ejecutado.

Las últimas conmovedoras palabras escritas de Bujarin antes de ser eliminado por la Inquisición estalinista fueron «debéis saber, camaradas, que sobre la bandera roja que levantaréis en vuestra marcha victoriosa hacia el comunismo habrá también una gota de mi sangre». Al leerlas estremezco y en mi mente dos mundos se conectan: pienso que Bujarin bien podría haber vivido dos milenios atrás en la caída de la República y haber sido el más noble de los ciudadanos romanos.


Docto perro viejo

El Latinobarómetro es una corporación con sede en Santiago de Chile dedicada a realizar estudios de opinión en América Latina. La corporación, que posee el mayor banco de datos en español, está respaldada, entre otros organismos, por el Real Instituto Elcano y la Agencia Española de Cooperación Internacional.

En el ejercicio correspondiente al año pasado (el 2007) Venezuela obtuvo los mejores resultados en algunas preguntas especialmente significativas en lo que respecta al proyecto bolivariano de gobierno para las mayorías.

Preguntados sobre si los venezolanos consideran que el "gobierno busca el bienestar de la gente" Venezuela logra un 70% de ciudadanos que consideran que sí lo hace, la cifra más alta de toda Latinoamérica. A la pregunta de si creen que “el gobierno actúa para el bien de todo el pueblo”, el 48% responde afirmativamente, siendo también los primeros y teniendo por detrás a Bolivia y a Uruguay con un 43%.

Los peores resultados del 2007 a la cuestión de la actuación de los gobernantes para el bien de todo el pueblo son para Paraguay, con un 7%, lo que explicaría en gran medida la victoria reciente del progresista Fernando Lugo. El gobierno colombiano de Uribe recibe tan solo un 25% de respuestas favorables.

Sobre si consideran “muy buena o mejor” la situación económica de sus respectivos Estado, Venezuela ocupa el primer lugar con el 52%, seguida muy de lejos de Brasil y Ecuador con el 26%; y con respecto a si les parece “muy justa o justa” la distribución de la riqueza en el país, Venezuela se destaca con el 55%, seguido con a mucha distancia de nuevo de Brasil con el 30%. Colombia obtiene un 17%.

Aunque la sabiduría popular nos advierte de que “están las mentiras normales, luego las mentiras cochinas y luego las encuestas” y que por tanto hay que poner bajo cierta cuarentena éstos resultados, todo parece apuntar que el proyecto que lidera Chávez cuenta con un amplio respaldo interno, sobre todo si lo comparamos con el apoyo del que disfruta el narcopresidente Álvaro Uribe, favorito de Bush en la zona.

Tengo profundas discrepancias políticas y estéticas con Chávez (dice Javier Ortiz que hay quienes discrepan con Chávez “de todo corazón” y otros que discrepan con él “de toda cartera”: yo discrepo “de corazón”), pero aún así creo firmemente que Chávez es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo a Venezuela en particular y a América Latina en general.

El socialismo está demostrando ser un fenómeno terco: en menos de quince años ha sido capaz de reponerse del histórico hostiazo que fue la caída del bloque soviético y ya se encuentra en su tercer asalto al mundo.

Cuando quienes discrepan “de toda cartera” con Chávez recomiendan a los venezolanos darle puerta, me viene a la cabeza esa genial fábula de Samaniego:

Bebiendo un Perro en el Nilo
al mismo tiempo corría;
”Bebe quieto” le decía
un taimado Cocodrilo.
Díjole el Perro, prudente:
”Dañoso es beber y andar
¿Pero, es sano el aguardar
a que me claves el diente?”
¡Oh, qué docto perro viejo!
Yo venero su sentir
en esto de no seguir

del enemigo el consejo.