Me ha parecido tremendamente entrañable la entrada en la que Rafa describía sus creencias políticas infantiles. Él, nacido en 1974 en una familia de comunistas, creía en que “nosotros vivíamos en un país en el 'Mundo Capitalista' pero no importaba, existía una 'retaguardia' ahí donde los trabajadores eran libres y felices. Podía alegrarme en las olimpiadas por los éxitos de la URSS o de la RDA como si fueran propios. Maldecía las pruebas nucleares 'yankis' en Nevada y albergaba una secreta satisfacción cuando la URSS respondía detonando una bomba nuclear en Kazajstán”.
Pero no la considero sólo una entrada entrañable, sino en cierto modo incluso necesaria. Me explicaré: no sé si a vosotros también os sucede, pero a mi me desagrada leer artículos o libros donde se reflexionan sobre asuntos con relevancia política cuando desconozco el “palo ideológico” del autor. En ocasiones me basta con conocer la línea general del medio que lo publica, pero en otros casos donde esto no es posible he de esperar hasta el quinto párrafo del artículo o hasta la página 70 del libro para “pillar” en algún renuncio al autor políticamente no confeso y así poder calarle. Eso me desespera, y por ello es habitual que busque en Internet referencias sobre el sujeto.
Me encantaría que todos los escritos sobre asuntos donde la posición política del autor fuera relevante (es decir, excluiría por ejemplo de este requisito a los tratados puramente científicos) ésta quedara plasmada a modo de introducción. Y, ya puestos a entrar en cómo me gustaría que fueran las cosas, tampoco vería mal una pequeña reseña sobre cómo el autor llegó en su trayectoria vital a esas posiciones que ahora mantiene.
Siempre me han resultado atractivas e ilustrativas las manifestaciones sobre las evoluciones en las ideas políticas de las personas, y no creo que sea sólo por ánimo cotilleante, sino porque tiene cierta relevancia: al igual que para estudiar correctamente el presente de una comunidad se estudia su pasado, de igual manera para captar en todo su sentido las ideas políticas de un humano estaría bien ver de dónde viene y a dónde ha llegado.
Así que como este blog sirve fundamentalmente para rendir tributo a la insaciable autoestima de su autor (bueno, para eso y para controlar remotamente vuestras mentes, objetivo al que me acerco cada día más) seguramente mañana me arranque con un poco de egoblogging sobre cómo caí en el Lado Oscuro de la Fuerza, uséase, en esa cosa que llamamos comunismo.
PD.: si sois tan amables, os suplicaría que los comentarios de hoy tuviesen la forma de poemas Haiku (compuestos por tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente) para demostrar que los que por aquí habitamos somos al menos igual de listos que Federico, que ha publicado un libro entero con estas chorraditas. Ejemplo: “Tu blog apesta/ me interesa una mierda/ no volveré más”.